Li Cheng

(China, 1952) llegó al Perú cuando tenía nueve años. Tras su adolescencia en el Perú, a los 18 años regresó a China y vivió dos años en Macao, una península adyacente a la China Territorial, pero gobernada por portugueses. Este lugar poseía una especial mística y encanto que hacían que las costumbres tradicionales de la China antigua, el pragmatismo revolucionario de China comunista, la libertad que pregona la China nacionalista de Taiwán y la vida liberal y moderna de Occidente convivieran de manera simultánea e interdependientemente. A pesar de ese encanto, esta no logró que Li Cheng dejase de preferir el Perú por encima de cualquier paraíso en este planeta. Regresó al Perú en contra de la voluntad de su familia, inspirado por la canción “Yo quiero ser un triunfador” de los Iracundos. Quiso demostrarle a sus padres y abuelos que en alguna esquina de Lima le estaba esperando para triunfar en la vida y en el amor.

Con el optimismo, la fuerza de voluntad que lo caracteriza y la venia del Todopoderoso, el mundo se confabuló para permitirle excederse de sus metas iniciales, tanto en el campo empresarial y profesional como en su vida amorosa. Ese cúmulo de experiencias vividas en sus logros y fracasos se encuentra parcialmente plasmado en este libro. Si la vida lo quiere, seguirá compartiendo sus experiencias en sus futuras obras